El tiempo ha sido detenido aquí, las ventanas (los muros) rescatados, no son ya objetos de transito de la mirada sino verdaderos dispositivos sensibles, espejos oscuros, que evocan el inescrutable misterio del otro, en otros espacios y en otras circunstancias. La primera operación es en si reveladora, la autora ha dialogado con los objetos, a experimentado su potencialidad expresiva.
Eligió solo unas pocas ventanas para poder interactuar con nosotros, y a su vez acercarnos, por este medio (casi un pretexto) a su sensibilidad particular, su actitud y su búsqueda de sentido, ya que el sujeto es aquí el caldo de cultivo del objeto concreto y a la vez un punto de fuga.